La celebración de este intercapítulo, no sólo es un tiempo de gracia para la Congregación de las Paulinas, sino para toda la humanidad. Les auguro que como María, la habitada plenamente del Espíritu de Dios y de su Palabra, puedan ofrecer a manos llenas esta simiente de vida, de esperanza y de fraternidad en un mundo que clama por la paz, la justicia y la verdad. El Señor las bendiga. Fraternalmente. Yaneth García
Yaneth García