Al inicio de la fase de programación, el Padre Bartolomeo Sorge, sj, nos ha ofrecido una sabia y desafiante profundización del tema: Habitadas por la Palabra, trazamos senderos de esperanza. Su presencia es siempre una grande gracia para nosotras ya que conoce bien la espiritualidad y la misión paulina y desde hace años nos acompaña con su palabra iluminante en los momentos fuertes de nuestro camino de Congregación.
En todos los continentes la humanidad vive momentos de desconfianza, desorientación y desánimo, preguntándose: «¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo será el mañana? ¿Qué podemos hacer?». Frente a este desconcierto, el Padre Sorge nos ha introducido inmediatamente en la óptica de la «gran esperanza2 que es Cristo Jesús, remitiéndonos a la frase de Juan «La luz resplandece en la oscuridad y la oscuridad no pudo sofocarla» (Jn 1, 5). Además nos ha invitado a no temer. La luz no ha sido nunca sofocada por la oscuridad.
¿Cuál es la esperanza que puede vencer todos los temores? Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi, explica: La Palabra de Dios nos revela que nuestra vida no termina en el vacío, sino que el hombre ha sido destinado al encuentro con Dios, ha sido creado «para ser llenado de él» (n. 33). Certeza, que nace de la fe en la Palabra de Dios, da sentido a toda la vida y la sostiene también en las circunstancias más difíciles y fatigosas: quien está habitado por la Palabra es transformado y transforma; es liberado y libera.
De aquí el aprecio del relator por el tema de nuestro Intercapitolo, muy actual para llegar a modalidades operativas en las que vida y misión se integran, ya que el anuncio y el testimonio de la «gran esperanza» es realizar, ante todo en nosotras mismas, la síntesis coherente entre Palabra y vida. Y así poder trazar puentes de esperanza en el mundo digital, a través de la vía maestra del diálogo y del encuentro entre esperanzas humanas y esperanza cristiana, impostando la pastoral según los nuevos horizontes abiertos por el Concilio.
El Padre Sorge concluyó su relación, invitándonos a revisar las modalidades de nuestro apostolado a la luz del «Evangelio de la esperanza» para poder comunicarla al mundo que tiene tanta necesidad de encontrar «la esperanza que no defrauda».
Estamos seguras que mons. Domenico Pompili, actual director de la Oficina nacional para las Comunicaciones Sociales de la CEI, quien profundizará con nosotras el mismo tema intercapitular, nos ofrecerá también otras orientaciones, luces e indicaciones.